Fuente https://www.love4musicals.com/
CHICAGO
El musical original se estrenó en 1975, adelantándose a su tiempo con una crítica cargada de ironía sobre la manipulación que ejerce la prensa en la opinión pública convirtiendo en ídolos y famosos a gente del más bajo nivel moral, algo que hoy en día nos parece de lo más habitual, sin que nos asombremos lo más mínimo a cada nuevo escándalo, quizá por eso este musical, en su revisión cuarenta años después, el público lo colocó en el lugar que se merecía y se ha convertido en la reposición de un musical con mayor permanencia ininterrumpida en Broadway, donde en 2022 sigue todavía en cartel desde el año 1996.
A pesar del enorme éxito de la reposición, hay que reconocer que el espaldarazo a nivel mundial, se lo daría la versión para el cine que dirigió Rob Marshall, en un momento en el que el género del musical parecía querer emerger, tras una inesperada sorpresa en taquilla en el año 2001 con “MOULIN ROUGE“, que hizo que los productores volvieran a dirigir sus miradas al musical como una posibilidad y la película de Rob Marshall fue desde luego el detonante que tras alzarse con el Oscar a la Mejor Película en el 2002, algo que no conseguía una película musical desde el año 1968 con “OLIVER“.
Este triunfo despertó todo un interés por llevar al cine éxitos musicales de Broadway como “Hairspray”, “The Producers”, “Rent”, “Dreamgirls” o “El Fantasma de la Ópera”, a los que seguirían “Los Miserables”, “Sweeney Todd” o “Into the woods”.
Como curiosidad citaremos que aunque existía una versión de la misma historia en una película de 1942, titulada “ROXIE HART”, dirigida por el gran William A. Wellman y que a pesar de estar protagonizada por Ginger Rogers en la que al final Roxie no mataba a nadie y terminaba casada con un montón de niños y por supuesto no era musical.
Para la versión que nos ocupa, con un guión del oscarizado guionista y director Bill Condon, que luego escribiría el de “Dreamgirls”, se contrató a Renée Zellweger, Catherine Zeta Jones y Richard Gere, a los que el gran público al verlos en un montaje cinematográfico bebiendo de la “moda” establecida por Baz Luhrmann en “Moulin Rouge” de rápidas imagenes con secuencias muy cortas, comenzó a especular con que el trío protagonista había sido doblado en los bailes y las canciones, cuando los conocedores del género sabíamos que al menos tanto Richard Gere como Catherine Zeta Jones habían hecho sus pinitos en musicales en el West End, e incluso Catherine había protagonizado en 1990 la película musical “Les mille et une nuits”.
Rob Marshall puso al musical los decorados y escenarios que no tenía en el teatro, además de jugar una baza parecida a la que utilizó Bob Fosse al llevar “Cabaret” al cine, situando todos los números musicales de la película en el escenario del cabaret, lo cual hizo que hasta el público que no amaba los musicales, vieran los números como algo lógico dentro de la historia, mientras que Marshall lo que hizo fue escenificar sólo los números en los que intervenía Roxie Hart (Renee Zellweger), como si se tratase de una voz o fantasía que se montaba en su mente y que no formaban parte de la realidad, algo que volvió a funcionar para el gran público.
Esto cambio en la versión cinematográfica hizo que la historia en cine se apoyase más en la figura de Roxie que en la de Velma, lo cual hizo que el papel que interpretaba Catherine Zeta Jones, que en teatro compartía protagonismo al 50% con Roxie, en cine fuese catalogado como de “actriz de reparto o secundaria”, lo que por otra parte hizo que consiguiese el Oscar, mientras que Renee Zellweger que estuvo nominada a mejor actriz principal no lo ganó.
Otra diferencia en la versión para el cine fue que se suprimieron algunos temas como “Me and my baby”, que sonaba instrumentalmente, o “A little bit of good” que en teatro interpretaba la periodista Mary Sunshine, que al final se descubría que ella era también otro fraude, ya que en realidad era un hombre haciéndose pasar por mujer, o “When Velma takes the stand” o el mismo “Class” que a pesar de haber sido filmado, se eliminó del montaje final, aunque puede verse como uno de los extras en el DVD y el Blu Ray de la película.
El reparto además del trío protagonista de lujo reunió un plantel de “secundarios” de excepción, comenzando por una excelente Queen Latifah como Mama Morton, John C. Reilly como Amos el marido de Roxie, Lucy Liu como una millonaria asesina, Taye Diggs como el director del cabaret y maestro de ceremonias que nos presenta cada tema,
Christine Baranski como la periodista Mary Sunshine, además de un cameo de Chita Rivera como Niki, una de las reclusas que tenía una breve intervención, que Marshall le ofreció como homenaje por haber sido a la creadora del personaje de Velma en el montaje teatral original.
El paso del tiempo ha hecho que esta versión cinematográfica gane enteros en mi opinión, por varios motivos, como el de mantenerse fiel al espíritu del original, aparte de haber conseguido reavivar el interés por el género, reconociendo que a pesar de que la coreografía en el estilo de Bob Fosse tiene mucha mayor presencia en teatro, aquí está adaptada para cine, que siempre es otro medio, otro lenguaje.
Destacar también que se compuso una canción ex-profeso para la película, con objeto de optar al Oscar a la mejor canción original, que estuvo nominada pero no ganó y se pudo ver y escuchar en la ceremonia de los Oscars del año cantada por Zeta Jones y Latifah, titulada “Move on”, que sonaba en los títulos de crédito finales de la película, pero cantada a duo por Jones y Zellweger.
Existen todavía algunos misterios que no consigo entender como que teniendo la excelente partitura de John Kander, se contratase a Danny Elfman, para componer dos temas incidentales de unos tres minutos y medio de duración cada uno, que aparecen en el CD, al igual que el tema “Love is a crime” cantado por Anastacia que ni aparece en la película, pero estaba en el CD con el score de la película, deben ser cosas de marketing que se me escapan.
MÚSICA: John Kander
LETRAS: Fred Ebb