El SOS de Andrew Lloyd Webber y el West End: "Perdemos un millón de libras al mes"

 


El compositor, pendiente de estrenar teatro y musical en el distrito teatral de Londres, reta al Gobierno británico a que acelere la reapertura de los escenario.


Andrew Lloyd Webber está dispuesto a encadenarse en la verja de Downing Street o a dejarse encerrar en la Torre de Londres, con tal de que abran los teatros del West End a pleno aforo el 21 de junio. En su día se alistó como voluntario para las pruebas de la vacuna de AstraZeneca, pensando que aquello iba a servir para acelerar las cosas...


El compositor de Cats, El Fantasma de la Opera o Jesucristo Superstar, considerado como el reinventor de los musicales y propietario de siete teatros en la capital británica, ha lanzado su órdago a Boris Johnson y ha amenazado con llevar al Gobierno a los tribunales si no se permite la reapertura de las salas al 100% de su capacidad: "Es lo último que quisiera hacer, pero estamos llegando a un punto en que la única salida puede ser un pleito legal".


"Ellos se aferran a su ciencia, que no es la nuestra", alega Webber, en declaraciones a The Daily Mail. "Tengo información de absolutamente todos los países en el mundo que han probado que se puede reabrir de una manera responsable. Tenemos que asegurarnos de que la audiencia, los actores y los músicos estén seguros. Pero tenemos que abrir... La clave está en la ventilación, y puedo ofrecer muestras que hemos tomado en dos teatros donde el aire es más puro que en el exterior".


A diferencia de otros países, los teatros en el Reino Unido han tenido que cerrar sus puertas casi ininterrumpidamente durante 15 meses, con los rigores de los tres confinamientos. Los Fondos para la Recuperación de la Cultura han repartido el equivalente a 1.400 millones de euros a 2.700 organizaciones y han servido para sufragar costes a muchos teatros. 


Pero el pasado 17 de mayo, cuando se permitió la reapertura con aforos reducidos, fueron pocos los que se decidieron a estrenar y bastantes los que optaron por un regreso aplazado y escalonado a lo largo del mes de junio.


Entre ellos, el propio Andrew Lloyd Webber, que anunció las primeras funciones de su último musical, Cinderella, para el 25 de junio, con el estreno oficial previsto para el 14 julio. 

Sin apenas pausa, y en su faceta de empresario teatral, confía en levantar el telón este verano de su nuevo teatro (y van siete), el Royal Drury Lane, en cuya flamante remodelación se ha gastado más de 70 millones de euros. 

Allí estrenará previsiblemente Frozen, el musical, en estrecha colaboración con la Disney.


Lloyd Webber alega que cada mes que pasa con los teatros cerrados se traduce en un millón de libras en pérdidas: "Yo no llevo los teatros para lograr beneficios, sino para devolver algo a cambio de todo lo que recibo por otro lado. Ha sido algo muy gratificante hasta hace poco, pero las reservas se están agotando, y si no reabrimos pronto, no sobreviviremos".


El compositor asegura que ha tenido que hipotecar su casa, que está planeando la venta de parte de su imperio teatral y que puede verse abocado a la bancarrota si a sus 73 años no ve culminado su último sueño: "Necesitamos reabrir los teatros porque la interpretación en vivo es algo que no puede replicarse. No importa las veces que veas una función en YouTube. Nunca será lo mismo en un teatro".


Pese a fenómenos virtuales como el ocurrido con Six, el musical que recrea las desventuras de las seis esposas de Enrique VIII, Webber reclama la vuelta a la experiencia teatral tras el parón de la pandemia y confía en que su inversión en la bombonera del Theatre Royal Drury Lane (con el mayor escenario del West End) sirva como reclamo para las futuras audiencias.


Su corazón ha estado desdoblado en los últimos meses entre los interminables retoques a la nueva joya de la corona teatral (donde ha dado rienda suelta a su vocación frustrada de arquitecto) y los ensayos de Cinderella, cuyo estreno inicial en agosto del 2020 se vio frustrado por la pandemia.


"Y fueron felices...". El eterno reclamo de la Cenicienta cobra nueva vida en la era del Covid. 

Webber, que hace unos años reveló su lucha personal contra la depresión en su propia biografía (Unmasked), ha combatido el fantasma con la acción pese a la restricciones. 

El libreto irreverente de Emerald Fennell (una de las grandes revelaciones de los Oscar de este año como directora de Una joven prometedora) le hizo volcarse en la partitura con una devoción especial.


"Llevaba tiempo queriendo escribir mi propia versión de Cenicienta, pero no encontraba la manera de contar la historia clásica de una manera que me atrapara", reconoce. "Emerald ha sido capaz de escribir algo verdaderamente original y desde el momento en que me mandó su idea, supe que íbamos a colaborar. Todo esto fue antes que empezaran a lloverle premios".


La youtuber y novelista Carrie Hope Fletcher, que debutó en el West End como la Éponine de Los Miserables, interpreta a la singular Cenicienta, con Tyrone Huntley en la piel del Príncipe Sebastián y Victoria-Hamilton Barritt como la inevitable madrastra.


Andrew Lloyd Webber cuenta ya los días para el estreno de su nuevo musical y confía en que el sentido común le permita llenar el aforo desde el primer día. 

El reciente ensayo general, con Emerald Fennell como espectadora, le ha recordado la magia perdida durante todo este tiempo: "Era la primera vez que ella veía su guion interpretado y cantado en el escenario. Fue un momento muy emocional para todos, nos mirábamos como si nos dijéramos: 'Oh, Dios mío, estamos en un teatro'. Debo reconocer que derramé una lágrima".