La conflictiva adolescente siempre es un llamador importante a la hora de la creación teatral y musical. Y así como “Despertar de primavera” nos llevó a la Alemania de 1891 o “Mean Girls” nos mostró el sistema caníbal estudiantil americano, “Sobre volar” nos trae una historia nacional y muy disfrutable sobre nuestros chicos, sus padres y sus aulas.
En la escuela Leonardo Rosales, el grupo de alumnos de 5to año decide cumplir con el ritual que todos los futuros egresados llevan a cabo. Esta aventura traerá consigo algunas complicaciones y sus padres tendrán que hacerse cargo de los problemas ocasionados. Pero por sobre todo deberán lidiar con un problema mayor: entender a sus hijos.
El texto de Fedele y Vidal, quienes también dirigen la puesta, es ágil e interesante.
Los catorce personajes, que están casi siempre en escena, van interpretando sus textos a un ritmo de sitcom que hacen reír y pensar.
Así pasan por el desarrollo de la historia los despertares sexuales, desamores, nutridos y diversos conflictos con el mundo adulto, la anorexia, las drogas y el alcohol. Y por sobre todo, el temor por el futuro, conflicto que no se ve tanto en los personajes adolescentes sino en el de sus padres y que son interpretados por los mismos actores; cada intérprete adolescente juega luego el papel del adulto responsable y es ahí donde se pueden apreciar realmente las interesantes actuaciones de este grupo de artistas casi nóveles, al crear de manera sensible y real, tanto al padre como al hijo.
De todas maneras, por cada lágrima hay cinco risas, la obra está cargada de humor con gags muy efectivos.
El espectáculo contiene cinco temas,
algunos simpáticos y otros bellos, compuestos por Silvana Tomé y Lali Vidal, y que son interpretados correctamente, aunque
tal vez necesiten un poco más de energía. Igualmente “Meta cumbia, wuachín” es
un muy buen hit que te vas tarareando cuando termina la función y te queda
varios días en la cabeza. Las coreografías y movimientos de Fedele son efectivos
y acompañan muy bien la propuesta actoral.
Luces correctas que crean buenos
momentos. La escenografía es casi de cámara pero con un par de detalles
exquisitos: avioncitos de hojas de carpeta en patas y un busto escolar,
bastante realista, en un altar y dominando de manera simétrica el centro del escenario.
El vestuario es armónico en los colores pero con texturas demasiado variadas.
“Sobre
volar” es una buena y entretenida opción, muy recomendable para todos los
amantes del musical joven.
Juan Fassi para “Musicales Baires”