Crítica - "GERSHWIN, El Amor está aquí para quedarse" por Gabriel Chapur - **** Muy Buena

 

Amable, pícara, atrevida y muy conmovedora, la pieza posee a la vez un marcado sentido biográfico, interpretada por Flavia Vitale, Carlos Bendayán y la dirección de Jorge Diez.

Como invitados al living de la casa de Kate, y de George, los dos muñecos creación del dramaturgo Carlos Vittorello, nos sumergimos en el universo y la fascinación del famoso músico y compositor del título y de algunas de sus más aclamadas obras.

Entramos en este unipersonal sobre la vida de Katharine Faulkner Warburg, conocida como Kay Swift, investigadora, asesora musical, amiga y amante del autor de, entre muchos éxitos, “Rhapsody in Blue”, “Summertime”, “Someone To Watch Over Me”, y de los musicales Oh, Kay! y “Love Is Here To Stay”, el aclamado George Gershwin, pianista y músico clásico después volcado al jazz.




Los temas se suceden y Kay nos cuenta, en su particular visión, su infancia junto a su padre crítico musical y afecto a la ópera, su inclinación por la música y la aparición de Gershwin en su vida. Que ya estaba muy completa, con esposo millonario e hijas por criar. Situación difícil en cualquier época, y más a principio del SXX, que es contada y cantada por momentos con entusiasmo y en otros con profunda emoción, y gran calidez, por FlaviaVitale, que nos mira directo a los ojos aprovechando la cercanía en la sala de sólo 15 espectadores, respetando protocolos vigentes y de público conocimiento. Carlos Bendayán ( su pareja en la realidad) nos completa la escena con su piano y su sensibilidad, y además le pone el cuerpo al mismo Gershwin y a James Warburg, el marido obligado a aceptar el apasionado amor de su esposa.

Su director Jorge Diez conduce con habilidad provocando sensorialmente al espectador con este relato. 

Bien manejado el recurso de las luces, y la ambientación del espacio escénico, con algunos detalles destacados en los muebles y la vajilla utilizada por Kay.

Muy positivo recuperar un espacio como El Ópalo de Junín 380 para el teatro, los musicales, y empezar con extremos cuidados a vencer los miedos pandémicos y regresar a nuestra costumbre de disfrutar del arte en vivo, más allá de pantallas LED, redes informáticas y netbooks.

Gabriel Chapur