Sin lugar a duda esta criatura, de creación, interpretación y dirección de Nicolás Pérez Costa, es capaz de sorprender tanto al neófito como al conocedor del Teatro Musical, apostando a divertir desde el grotesco y hacer su alegato a favor del respeto a la identidad y la libre elección de las personas.
Lo logra, no desde la diatriba o el panfleto, sino desde la solidaridad para con quien siendo dueña/o de todo, no es más que un víctima de su destino y del disfraz que se le ha impuesto.
Subido al mito de la supuesta masculinidad de Isabel I, la monarca hija de Ana Bolena y Enrique VIII, Pérez Costa es John, quien obligado a reemplazar a la legítima heredera y atrapado en su destino de Reina, debe además elegir consorte entre los reyes europeos de la época. Los que a su vez serán obligados a callar el secreto… o morir.
A la catarata de situaciones y equívocos que surgen se le suma una desopilante María Estuardo… y dejaremos al espectador la sorpresa de la que hablamos al principio.
La dirección musical, a cargo de Pablo Flores Torres, logra que cada personaje tenga su momento destacado.
Se lucen Jorge Priano, Gustavo Monje, Patrissia Lorca, Sacha Bercovich y Juani Ge.
El escenario atrapa en un juego de marcos de cuadro los disfraces de cada uno, que no serán para siempre.
La iluminación completa la puesta de manera muy atractiva, y el sonido se pone al servicio del relato en cada canción,
En momentos de pandemia, con extremo cuidado tanto del elenco como del público, es de destacar el valor de los que apuestan al Musical, lo que sin dudas desde nuestro lugar invitamos a disfrutar.
Gabriel Chapur para Musicales BAires
